Una visita emocionante
En el valle del Vézère del Perigord Negro hay la posibilidad de visitar muchísimas cuevas con pinturas y grabados prehistóricos (la más conocida, Lascaux). Rouffignac es una interesantísima opción para los que quieran ir más allá de la réplica de Lascaux II, pero sin encontrarse con excesivos problemas de restricción en las entradas.
Rouffignac es una de las cuevas más grandes de la región (tiene ocho quilómetros de galerías) y su valor reside en sus grabados y dibujos en negro de animales y signos del Paleolítico Superior (magdaleniense), entre los que destacan los mamuts, que son la especie más representada. La visita se hace en un tren eléctrico que va activando la iluminación a medida que se pasa por las galerías. Tan sólo se puede bajar del tren al llegar al panel principal, con un número enorme de animales dibujados en el techo, y donde hay tiempo libre para la observación. Es, por cierto, un momento mágico.