Menuda sorpresa que se lleva uno cuando...
Menuda sorpresa que se lleva uno cuando se adentra en estas fantásticas cuevas. Mira que ya estuve cerca, en la puerta, el año anterior. Pero no llegué a entrar, y ahora me arrepiento. Menos mal que esta segunda vez me decidí.
Nunca había estado tan cerca de tantas y tantas estalactitas y estalagmitas. Nunca había estado en una cueva de esa índole: Tan estrecha y bien iluminada. Tan perfecta para ser recorrida en unos minutos y dejarse atrapar por las maravillas de la naturaleza. Es una visita totalmente indispensable que merece un desvío si andas por las proximidades.