Rodeadas de leyendas y supersticiones
Una de las cosas que más me fascina de viajar es el factor sorpresa, por mucho que diseñemos una ruta o que nos informemos previamente de los lugares importantes a visitar, siempre habrá algo, un lugar, un rinconcito, un paisaje que estará ahí, dispuesto a ser redescubierto una y otra vez.
Zugarramurdi y su cueva fueron la sorpresa de ese día, es una población de apenas 230 habitantes situada al Norte de Navarra, a unos escasos 80 km de Pamplona. Supimos de ella por casualidad y como todavía nos daba tiempo de ir a visitarla no perdimos la ocasión.
Al llegar allí empezamos a ver que la cueva no solo tenía interés por su espectacularidad sino también por temas relacionados con la brujería, de hecho la cueva recibe varios nombres como la “Cueva de las Brujas” o la “Catedral del Diablo”. El espacio que ocupa la cueva es enorme, alcanzando una altura de 12 m de media, tiene distintas cavidades, pues el agua del arroyo que la cruza la ha ido moldeando a lo largo de los siglos con sumo cuidado.