Cuevona de Ardines

Cerca de Ribadesella (Asturias) se encuentra un lugar que sorprende a todo el que se decide a visitarlo: la Cuevona. A la Cuevona podemos llegar desde Ribadesella tomando la carretera que nos lleva a las Cuevas de Tito Bustillo. Debemos dirigirnos hacia La Huertona. Pasada esta aldea os aconsejo que dejéis el coche en una explanada que hay a la izquierda y que os internéis en La Cuevona andando. Eso sí, tener cuidado con el tránsito de coches ya que hay muchos conductores que prefieren hacer el recorrido dentro del vehículo. La carretera termina en la aldea de Cuevas del Agua.

Había oído hablar en varias ocasiones de la Cuevona de Cueves, pero nunca había estado. Así que un día de agosto nublado, nos decidimos a ir hasta Ribadesella para visitarla. El pueblo está como a unos 7km de Ribadesella.

Partimos de Ribadesella tomando la carretera que discurre pegada a la ría y que pasa por delante de las Cuevas de Tito Bustillo. Unos 900 metros después, pasamos los pueblos de La Huertona y Sardalla; unos 700 metros más allá al coronar un tramo ascendente encontramos la señalización a Cuevas del Agua. Desde esta bifurcación seguimos la carretera hasta el final.

Y de pronto, llegando al final, nos encontramos con la entrada de un túnel, que no es tal, sino es una cueva natural, de unos 300m de longitud, que es el único punto de acceso al pueblo de Cuevas del Agua.

A unos metros de Ribadesella podemos encontrar un conjunto de cuevas que han sido reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Son espectaculares. Y si bien la Cueva del Tito Bustillo es algo más famosa gracias a sus pinturas rupestres, la Cuevona de Ardines poco tiene que envidiar a la primera. Hay que subir 300 escalones para llegar a ella, pero vaya si merece la pena… Se trata de un agujero excavado en la roca que deja abrumado al visitante. Cuando se llega al final, es difícil mantener la boca cerrada.

En ese punto, donde un enorme lucernario alumbra con un rayo de sol en la oscuridad inmensa de la cueva, se ha instalado un espectáculo audiovisual bastante interesante.

Visita obligada si viajas a Ribadesella o cercanías. Lo visité de noche, está iluminado y mágico. Pasamos a través de la cueva con el coche, y tras pasarlo encontramos un sitio para aparcar el coche y también pudimos verlo andando.

Importante ir bien señalizado para que te vean los coches al pasar y no haya percances. ¿Lo peor? La carretera hasta llegar a la cueva, muy estrecha y peligrosa.