E.Sonia Requejo Salces
¡Atravesando el altiplano!
Salimos a las cinco de la mañana, con los cuatro por cuatro cargados. Nos esperaba un largo viaje a través del desierto para llegar al plato del Yemen.
Hay algo en los desiertos que fascina, a pesar de su dureza que parecen interminables ¡son asombrosas sus dimensiones, sus tonalidades y de camino el encuentro con sus habitantes, las caravanas de camellos transitando libres, algún dromedario que placer verlos en libertad!
Paradas de descanso donde los conductores como auténticos niños jugaban compitiendo por las dunas con los todo terrenos o rodando por las dunas ¡también momentos de masticar el qat, cómo no!
Seria al atardecer con la caída del sol, cuando se tornaron aun más bonitas las imágenes embrujadoras de la Península Arábiga.
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