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Doha

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19 opiniones sobre Doha

Día de tránsito en Doha

Excelente

LLegue al hotel Rotana, a las 12 de la noche. Y me tocaba estar en Doha el día siguiente hasta las 20.30 hs.
Entonces me averigûe en el hotel con un taxi para tener una vista nocturna de la ciudad. Me cobraron caro , 40 dolares ,pero no me la podía perder. La ciudad de noche iluminada es muy bonita esta llena de hoteles de primer nivel y bancos. La zona financiera tiene edificios muy bonitos como la Tornado Tower. Y la camioneta estrella es la Land Crusier. Todos los árabes en camioneta.-
Fui en el mes de enero, y por suerte estaba fresco en la mañana.

AL día siguiente me levanté bien temprano y caminé unas cuadras hasta una avenida cerca del hotel y me tome un taxi celeste, son mas baratos estos taxis . Y primer parada en el zoco :Souq Waqif . Me encanto ese lugar, es un mercado de alimentos, animales, antigûedades, y hay barcitos muy lindos , donde se fuma algo así denominado Shisha. Tiene un olor lindisimo. En un bar donde tome un te, me ofrecieron probar, pero no me animé ;(.


Luego de allí, me fui caminado al museo del Arte Islámico, que esta bien en la bahía, en la corniche street. Lindisimo lugar que da al mar y caminando por la corniche street se puede encontrar el momumento de la perla de Qatar.
Luego me fui de shopping, primero al Villagio y luego al City Center que se encuentra en la zona Financiera de Doha. Ya por la tarde hacia más calor, y aquí el aire acondicionado una bendición.

El Villagio esta bastante lejos, pero bien vale la pena conocerlo su interior simula ser como la ciudad de Venecia con canales,etc Cerca de allí hay un estadio de futball.
Bueno como me gusto tanto al final de mi recorrido volví al zoco, me encanto ese lugar.

Realmente no me puedo quejar, todo lo que vi en estas pocas horas lo disfruté muchísimo, lugares y gentes con vestimentas poco habituales para mi. No deja de sorprender las mujeres vestidas íntegras de negro, algunas con sus ojos visibles y otras no.....
Con los taxistas me las arreglé bien con el idioma, todos son Filipinos o de la India.-
Doha un día para disfrutar de una ciudad nueva y en plena construcción. Si vuelan con Qatar Airlines, ta vez tengan la posibilidad de visitar Doha para lo cual hay que tener visa.
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Dune Bashing!

Tour de medio día al desierto en 4X4
Después de un trayecto de aproximadamente una hora fuera de la cuidad de Doha en vehículos 4x4.. la primera parada técnica es para bajar los neumáticos y dar un pequeño paseo en camello. una vez ahí, inicia la verdadera experiencia "dune bashing". Los locales acostumbran ir al desierto a realizar dune bashing como hobbie! En temporada de menor calor es habitual encontrar mucha gente que incluso acampa en el desierto.

Las dunas del desierto son enormes! subidas y bajadas de vértigo... no apto para cardiacos! Los conductores son profesionales y la ruta esta relativamente ya trazada. Es una hora de surf sobre las dunas.


A mitad de camino puedes parar para tomar algunas fotografías. Con el desierto como fondo, es el escenario ideal para disfrutar del recorrido y descansar de tantas emociones.

Nosotros paramos en una playa muy pequeña.. justo en la frontera con Arabia Saudi. No hay absolutamente nada mas que arena, mar, y un calor sofocante por lo que tomar un baño aquí es delicioso!!

Nuestro conductor fue de lo más divertido... Una experiencia de lo más recomendable!!!
Hay empresas que ofrecen tours de medio día o el día completo.
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Siguiendo a Nadal, Khalifa intenational stadium

Doha es un lugar de contrastes. Donde confluye la mentalidad que separa una religión. Destino para un nivel adquisitivo alto, es una ciudad pequeña pero con grandes infraestructuras majestuosas. La luz de este lugar es diferente, y eso es lo que traté de captar en mis fotos. La pasión por el deporte es lo que me movió a llegar hasta allí, pero me llevé conmigo un trocito de aquel lugar lleno de pequeños rincones por descubrir.

Los hombres en Qatar

Esta es la tercera vez que vengo a Qatar, y debo decir que cada vez me gusta más. Ahora además tengo unos cuantos amigos viviendo aquí y eso no hace más que mejorar la cosa.

El día que yo llegaba, sin embargo, estaban todos de viaje así que me había reservado una habitación de hotel en el centro. Nada más aterrizar me fui al hotel a descansar un poco; todavía era temprano y necesitaba recuperar alguna hora de sueño. Pero sobre la hora de comer decidí que era hora de levantarme y salir a la calle. Cogí mi cámara y me fui caminando al zoco, que lo tenía bastante cerca, por cierto. Me sorprendió no ver ni una sola mujer por esa zona de la ciudad. Eran todos hombres y en su inmensa mayoría inmigrantes de clase baja (del Líbano, Nepal, India, Filipinas…) aunque cuando llegué al zoco la imagen cambió bastante y empecé a ver los típicos trajes blancos de los hombres de Qatar. A esa hora del día hacía bastante calor (+40º) y no había quién aguantara al sol, así que me puse a callejear por las galerías internas del zoco.


El Qatarí de las 3 esposas

Estaba yo muy metida en mi fotografía cuando un señor árabe se me acerca con dos de sus hijos. Me hace los típicos comentarios sobre fotografía y me pide que le enseñe las fotos que estoy haciendo. Al señor le gusta y “me deja” a sus hijos para que les haga una foto. Yo encantada por la oportunidad se la hago enseguida. La gente árabe suele ser más bien reservada a la hora de dejarse fotografiar, así que no desperdicié la ocasión. El hombre pareció satisfecho con el resultado y me preguntó si podía hacer algo por mi. Yo simplemente le pregunté dónde me recomendaba comer, y él me acompañó con sus hijos a un pequeño restaurante familiar escondido en uno de los callejones del zoco. Me pidió que me sentara, ordenó mi comida y un té, y se sentó a mi mesa. Una vez que terminé de comer pagó mi comida y se fue. Eso sí, no sin antes invitarme a que le acompañara a cenar en su casa al día siguiente junto con sus otras 3 esposas…

El resto de la tarde lo pasé explorando el zoco y perdiéndome por sus callejuelas, hasta que se empezó a poner el sol y salí de ahí. Me dirigí a Al Corniche, que es el paseo marítimo de Doha, desde el que además se ve toda la zona nueva de la ciudad. Allí estuve haciendo unas fotos del skyline y cuando se hizo completamente de noche me encaminé de nuevo a la zona antigua para comer algo y volver a mi hotel. Pero para ello tenía que cruzar la calle… Y eso es algo complicado aquí. Son 6 carriles de coches que van bastante rápido por medio de la ciudad y que no paran para que cruces. Y claro, cruzar lleva su tiempo. En mi primera visita calculé que perdía de media 10 minutos cada vez que tenía que cruzar la calle.

El Palestino

Mientras esperaba se iba formando un grupito de hombres a mi alrededor, también esperando su oportunidad para cruzar. El hombre que tenía más cerca, un palestino de unos 40 años, decidió comunicarse conmigo: “aquí hay que tener mucho cuidado al cruzar…” y con eso iniciamos un viaje de unas dos horas de duración por la zona antigua. Me llevó a probar café y en una jaima rodeados de caballos árabes, comimos dátiles y fumamos shisha. Después se ofreció a llevarme a ver un mercado de pescado, y aunque sonaba muy tentador había que ir en coche así que rechacé su invitación.

Volví al zoco para investigar un rato el mercado de animales, en el que me entristeció mucho encontrar gran variedad de animales pintados de colores, y después me encaminé a mi hotel con la mala suerte de escoger la calle equivocada (más que mala suerte fue mala orientación, pero bueno).

El Marroquí

Por más que caminaba, mi hotel no aparecía por ningún sitio (claro, estaba en otra calle). Ya era bastante tarde y los hombres me empezaban a mirar mal. Decidí que era el momento de preguntar a alguien, y tras varios intentos fallidos (todos me respondían con un “no english” se daban la vuelta y se iban) un marroquí se apiadó de mi y decidió ayudarme. Le enseñé la tarjeta de mi hotel, en la que sorprendentemente no venía la dirección, y estuvimos un rato preguntando por las calles pero nadie parecía conocer el hotel. Después entramos en una tiendecita de aparatos eléctricos y el propietario nos dejó usar su teléfono para llamar al hotel (el número sí venía en la tarjeta) y pedir indicaciones. El chico marroquí me acompañó hasta allí, y después se fue.

Esa noche me quedé trabajando hasta tarde y dormí menos de 4 horas, pero la verdad es que no me apetecía perder el tiempo en una habitación de hotel… Antes de las 5:30 de la madrugada ya estaba de nuevo en la calle.

El Libanés

Esta vez fui al puerto, donde había hombres limpiando los barcos y pescando. Hice unas cuantas fotos de eso y también del skyline, que estaba precioso con los primeros rayos de sol. En esas estaba yo, cuando se me para al lado un jeep y el chico que lo conducía me dice lo mucho que le recordaba esa escena a su último viaje a Siria (el estar yo sola haciendo fotos de madrugada). Intercambiamos unas cuantas frases y acabo subida en su coche de camino a La Perla.

En mi defensa debo decir que el Jeep era descapotable, así que no es como encerrarme en un coche con un árabe y dejar que me arrastre al desierto… Además tenía muchas ganas de conocer The Pearl, y ya que me lo ponían en bandeja no pude decir que no. El chico la verdad es que era muy majo. Su familia era del Líbano, aunque él había nacido y vivido toda su vida en Qatar. (La experiencia en la Perla la comparto en otro rincón).

Después fuimos a la zona financiera, donde pude hacer más fotos de edificios. Yo todavía no había desayunado, así que paramos en Starbucks, donde pedí para llevar el nuevo café de esta temporada (hmmm… delicioso!) Para un desayuno más tradicional, Adnam me llevó de nuevo a la zona antigua donde probé algo que estaba bastante bueno pero que sinceramente no se ni como se llama porque no llegué a ver la carta.

Cuando me quise dar cuenta, llevaba ya 5 horas con él y tenía que hacer el check out en el hotel, así que me llevó hasta allí a recoger mis maletas, y luego a casa de mi amiga, que ya estaba en Qatar.

Desde luego, no me puedo quejar de la amabilidad árabe y del trato que he recibido. Hasta ahora todo el mundo me ha tratado con muchísimo respeto y mi estancia está siendo de lo más agradable.
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