Le doy un 10
Una experiencia única de las que hay que probar al menos una vez.
Juegan con sabores y texturas diferentes para hacer platos muy originales.
El plato más destacable el solomillo del carnicero.
Desde los camareros hasta los cocineros el trato es genial, te explican cada plato con mucho cariño y se nota que lo viven.
El maridaje muy cuidado y probamos desde blancos a tintos pasando por la sidra y el sake, todos combinaban perfectamente con el plato de cada ocasión.
Sin duda lo recomendaría y lo recomendaré.
Le doy un 10.