¿Quién iba a pensar que las escaleras del infierno condujeran al paraíso?
Bajar los irregulares escalones que llevan al embarcadero del Faro del Caballo tiene premio. Al final de estos 700 peldaños aguardan unas aguas increíblemente cristalinas, con fondos marinos ideales para el buceo, que harán las delicias de los amantes de la naturaleza y el mar.
Para los valientes que deseen sumergirse en el Cantábrico este escondido paraje a tiro de piedra de Santoña supone una gran oportunidad. El baño está permitido y, una vez comprobadas mareas y corrientes, solo queda saltar. Eso si, estudiad antes cómo vais a volver a tierra y si os veis capaces de trepar por las cuerdas instaladas al efecto.