No sé en verano, pero llegar a Simatai ...
No sé en verano, pero llegar a Simatai en primavera es una odisea. Es uno de los puntos menos visitados de la Gran Muralla cerca de Beijing y uno de los menos restaurados, por eso me interesaba.
Cuando llegas a Qianmen, la entrada sur de Tian'anmen, todo el mundo te ofrece la posibilidad de ir a Badaling, el tramo más turístico, visitado y explotado de la Gran Muralla cerca de Beijing. Nadie dice saber cómo llegar a Simatai. Y la información que encontré en internet y consultamos por teléfono, in situ, en Beijing, era un tanto confusa. Finalmente conseguí encontrar el punto donde vendían la excursión a Simatai ( al oeste de Qianmen en una pequeña estación de autobuses). Para ir se necesitaba un grupo de 12 personas y la excursión nos costaria 180 yuan ( unos 18 euros).
Llegamos al aparcamiento de Simatai, era un día nublado, no se veía ni rastro de la muralla. Caminamos hasta donde nos acompañó el conductor del autobús. La entrada del parque de Simatai. Empezamos a andar hacia "the Great Wall" y llegamos al teleférico. 50 yuan, subir y bajar, Como ya había andado bastante los días anteriores, decidí coger ida y vuelta.
El funicular: Unos cochecitos de hierro que colgaban en tres colores, amarillo, verde y azul de un cable de acero que subían hasta donde la neblina dejaba ver. Són las doce del mediodía, las trabajadoras del teleférico almuerzan, entre bocado y bocado de fideos xinos, una marca mi billete, la otra me abre la puerta de uno de los cochecillos colgantes y la última me cierra la puerta y esto empieza a subir. Al principio estaba tranquilo, pero cuando vi la distancia que tenía que recorrer, la altura que tomaba el artilugio, la poca estabilidad que tenía el cochecillo cuando me moví para tomar unas fotos y el frio que empezaba, me angustié un poco. El viaje de veinte minutos vale la pena si no se tiene vértigo. Y supongo que en un día soleado mejora más.
Al final del recorrido del teleférico te espera un trenecillo, un tren cremallera, para llevarte más arriba y aún queda un trozo duro a pie hasta los pies de la Gran Muralla.
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