Un imprescindible de Estambul
Este palacio de sultanes fue mandado construir por el sultán Mohamed II en 1462, terminado en 1478, y fue la residencia habitual de los monarcas otomanos hasta 1855, cuando el sultán Abdul Mechid trasladó la sede al nuevo Palacio de Dolmabahçe (que merce rincón aparte).
Imprescindible por sus jardines, sus habitaciones que rivalizan entre sí por su decoración, sus azulejos, sus vistas impresionantes, su riqueza incluidos tesoros de oro y piedras preciosas, por su historia, y por infinidad de detalles que lo hacen único.
Imprescindible también recorrerlo sin prisa, para poder disfrutarlo: entrar a primera hora, nada más abrir aunque hay mucho público (y eso que era Abril); teniendo en cuentra que una entrada faculta la visita general y otra es para el harén, sin posibilidad de reducción de precio (estudiantes, mayores,.....).