Adriana Herrera
Dormir a orillas del Río Caura
Navegar el río Caura es como reencontrarse a uno mismo. Se va en una embarcación de madera por ese río tan plano y sereno que parece un espejo, viendo el reflejo de las nubes en su agua, escuchando a los pájaros, sintiendo su fuerza quieta. Se navega este río hasta el Playón, lugar en el que hay que detenerse, porque sí, porque ya no hay más camino que seguir.
Se llama así porque con la caída del río por ambos lados, se forma una playa bondadosa, refrescante y... Llena de pirañas por uno de sus lados. Los yekuanos o los sánemas, las tribus que están por la zona, saben advertir por dónde no se debe pasar y si se hace caso, bañarse allí es una delicia.
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