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PARA TAPEAR
Las comuniones han atestado los restaurantes del municipio, así que optamos por tapear y tomar algunas raciones. Preguntamos a dos o tres vallesteros y nos señalan el Bar Pilas - El Rincón del Tapeíto como la mejor de las opciones. Optamos por tomar una tapa y una caña y probar. Tras degustar una tapa de queso en aceite en su punto, una de panceta plancha deliciosa y dos cañas bien frías, no pudimos quedarnos sólo en eso y al final decidimos meternos en el cuerpo algo más contundente. Otras tres cañas, una ración de filetitos plancha (6 euros), otra de chorizo plancha (5 euros) y una de almejas salteadas (6 euros) damos la comida por cerrada.
Total, 22 euros. Alabar que la comida vallestera tiene mucho en común con la antequerana, de ahí que sean famosas su porra, sus migas o sus ollas. Pero cada vez resulta más complicado encontrar lugares donde además de comer bien y a un precio razonable se encuentren platos enteramente típicos. Se elaboran quizá en las casas, en las comidas familiares, pero es más difícil hallarlas para el público en general. La gastronomía tradicional, como patrimonio intangible de un lugar habría de cuidarse e incentivarse más, que fuera más sencillo encontrarla o desgustarla más allá de su contexto cotidiano. Son platos de sabiduría pura, de arraigo y raigambre que deberían conocerse mejor. En todo caso, las tapas y raciones del Rincón estaban deliciosas, además, si se reserva con 24 horas de antelación se puede degustar porra antequerana, migas o sopas perotas. Por cierto que el bar se encuentra en otra de las esquinas de la Plaza de San Lorenzo.
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