tecladamus
un pueblo para descubrir
Resumen: calidad-precio. Hemos comido en el comedor con unas vistas fantásticas a las rocas del cañón del Ebro. Probar las croquetas de la abuela, el chuletón a la piedra y la cuajada de chocolate casera. El trato es familiar, decoración rústica por los cuatro costados, sin lujos, hicimos muchas fotos. No pinchareis...Recomendable.....Mejor reservar mesa