Un gran descubrimiento con un trato familiar
Este hotel situado al lado del tren cremallera que sube a Núria fue un gran descubrimiento. Aunque a simple vista parezca un hotel normal, lo mejor está en el interior y en su personal. Nos alojamos en la suite oro parejas que tiene una comodísima cama y una sala con un jacuzzi enorme pero, sin lugar a dudas, lo que más me gustó fue la "Sala de la Lluna" situada en la azotea, con un jacuzzi exterior, una chimenea y unos sofás comodísimos dónde sentarte o tumbarte a ver las estrellas o simplemente admirar el paisaje.
Cuenta con un restaurante dónde sirven unas carnes exquisitas y no menos rico estaba el desayuno con todo tipo de bollería y embutidos típicos de la zona.