Marcos Paradinas
¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
Íbamos buscando las ruinas del Convento de los Ángeles y el Puente de Los Machos, y ¡oh, Fortuna! nos equivocamos. Cogimos un desvío un par de kilómetros antes del correcto, en un camino de grava donde vimos una señal que indicaba la Presa Los Ángeles y Convento Umbrío.
En menos de un kilómetro encontramos un terraplén donde dejar el coche y caminamos sin saber muy bien donde íbamos. Primer desvío a la derecha, segundo a la izquierda y... tachán, nos encontramos sobre la presa de un precioso embalse. Parecía que la humanidad había desaparecido dejándose abandonada una de sus preciadas infraestructuras. Nadie vigilaba el lugar, ni se le esperaba.
Desde la presa, la visión del embalse, rodeado de montañas de espesos pinares, te transportaba al típico lago de Oregon o Canadá, pero sin cabañas ni adolescentes peliculeros. Por fortuna. Nadie de nadie. Un lugar digno de visitar antes ir al más conocido Convento de los Ángeles.
Y si se vuelve hacia atrás, se puede coger la opción izquierda en el primer desvío para comenzar una ruta que va subiendo por el monte, regalando más vistas del embalse.
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