ANADEL
No es de los chiringuitos más bonitos
Desde que descubrí sus aguas no he dejado de venir al menos una vez al año, esta isla tiene unas playas con un agua única, y eso se paga en todo.
Comer en la isla es un lujo, por los precios, y lo bueno de su gastronomía.
Este año reservé aquí por lo que había leído en la red, la verdad es que el arroz de marisco estaba insuperable, y más por esas patas de cangrejo que le ponen que tanto me gustan.
Hay que decir que no es de los chiringuitos más bonitos, es más rústico de lo normal, pero el servicio más amable y eficiente, y los precios menos desorbitados que la última vez.
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