El Ché de los Niños
Me la esperaba mayor, colocada sobre un pedestal e idolatrada como icono de la ciudad que parece vivir por y para el Ché. Pero no, está al otro extremo de la ciudad, mucho más íntima y elaborada que la que preside el gran mausoleo-museo que nos recibe al entran a Santa Clara.
Hay que caminar un poco, unos 15 minutos, y dejar atrás el Monumento a la Toma del Tren Blindado para llegar al frente de la Oficina Provincial del Partido Comunista de Cuba, donde la estatua, que parece llenarlo todo, muestra al Ché con un niño ( que simboliza la siguiente generación) en su hombro. Si se mira más de cerca, y debemos hacerlo, uno descubre esculturas más pequeñas incorporadas en el uniforme del revolucionario, que representan momentos de su vida; también hay retratos de los 38 hombres asesinados con Guevara en Bolivia ocultos en la hebilla del cinturón.
Vale la pena llegar hasta donde está la estatua para admirar una versión menos habitual y diferente de las miles de victoriosas efigies de Guevara que veremos en la Isla.
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