Estación de Francia

La estación de Francia es una de las estaciones de trenes principales de Barcelona. Está cerca del Parque de la Ciudadela y del mar. Después de Sants, es la que recibe a más viajeros, de cercanías y tráfico provincial. La estación fue construida por primera vez en el siglo XIX para recibir alos trenes llegando de Francia, como su nombre lo indica. Pero también tenía servicios para el norte del país, Cataluña y la Costa Brava. Se agrandó en 1929 para recibir el mayor tráfico debido a la exposición internacional de Barcelona, y fue el arquitecto Pedro Muguruza que construyó las masivas fachadas que vez hoy en día.

Ha sido una visita espontánea mientras paseabamos por la zona. Parece mentira que una estación tenga la apariencia de un imponente edifico neoclásico, y más aún que en una ciudad como Barcelona haya imperado este estilo por encima del modernisme, pero reconozco que es bella.

Su hall de entrada es como el acceso a un palacio más que una estación. Con un juego de bóvedas imponente, algo me recordaba a la arquitectura de edificios de Madrid. Luego, mientras buscaba información, descubrí que el proyecto fue adjudicado al mismo arquitecto que en Madrid diseñó edificos de la Gran Vía o la famosa estación del Norte.

Cuando se traspasa la puerta y uno se adentra en el hall de esta estación parece como si te hicieras muy pequeño desplazándote por una gran sala de suelo reluciente y paredes decoradas al estilo clásico de la época griega o romana. Los anaqueles con la información viaria parecen pequeños danzantes en un enorme salón de baile.

La vista de los andenes produce un lastimoso rechazo, pues es tal la diferencia entre su vulgaridad y la belleza del hall que rápidamente se aparta la vista de ellos.

La Estación de Francia fue inagurada por Alfonso XIII en 1929. Es un edificio con una estructura de hierro en estilo modernista edificado entre 1925 y 1929. Fue una de las últimas estaciones de Europa edificadas en ese estilo y es actualmente la única en la ciudad de Barcelona que destaca por su carácter histórico y artístico.

Pocas estaciones merecen ser fotografiadas. Esta en concreto, repleta de luz natural, y con su precioso techo lo merece.