ANADEL
Atardecer ibicenco
Aquí hay que saber a lo que se va, el sitio si no lo sabes no lo encuentras, en pleno parque natural Ses Salines, el camino entre espejos dorados y aves volando es de excepción, tanto que me bajé del coche e hice un tramo andando.
Las copas son caras, pero la música buena y el ambiente increíble, de vez en cuando hay que darse un capricho.
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