Una torre misteriosa
Allí donde la tierra se acaba, pasando el pequeño pueblo de Finavarra... allí donde se supone que ya no hay nada más, que la península se estrecha y el camino se acaba (y realmente se acaba), hay una torre solitaria y una pequeña casa -quizá iglesia, quién sabe-, una valla y una lengua de piedras y algas.
Se suponía que allí podríamos encontrar focas. Con suerte, con mucha suerte añadiría yo.
Dicen que en estas costas suelen estar, suelen varar, suelen.
No ése día, quizá no en verano, quizá se fueron asustadas si tienen el oído fino y escucharon nuestro motor.
No lo sé... Al menos, sí pudimos andar entre esas rocas y observar los restos fósiles, las lapas pegadas a ellas, los cormoranes y otro pájaro que creo es endémico de la zona, con un gran pico rojo. Todos ellos asustadizos, manteniendo siempre la distancia pero bellos alzando el vuelo.