Una carta ecléctica y muy variada
La palabra tortillería puede llame a engaño acerca de la naturaleza de este local barcelonés. La tortilla es un plato más bien humilde, pese a que admite variaciones sofisticadas a partir de la elemental tortilla 'francesa'. Este restaurante, cuya especialidad son las tortillas, dista mucho de ser humilde. Primero, por sus antecedentes, que arrancan en los años 60, cuando era uno de los templos de la 'gauche divine' barcelonesa. Segundo, por su diseño, todo en blanco, salpicado por los retratos de una modelo en negro, cámara en ristre, que le valió en su momento un premio FAD. Tercero, porque, con el paso de los años y tras perder su lustre 'progre' se ha convertido en el lugar donde la más rancia burguesía de la parte alta de la ciudad va los fines de semana a hacer una comida informal. Vamos, que viene a ser como el McDonald's de la gente guapa (y arrugada).
La oferta culinaria es muy amplia y aparte de las tortillas, de la cuales hay abundantes muestras en la carta (también dulces, de postre), hay desde hamburguesas con patatas hasta platos elaborados de carne o pescado. Una carta ecléctica y muy variada que difícilmente nos decepcionará ya que hay de todo y para todos los gustos. La preparación es siempre de correcta para arriba, así que por este lado tampoco suele haber queja.
El local es muy divertido, con un aire nostálgico, aunque algo incómodo, con las mesas muy juntas. La clientela, pija a morir, de habituales de lo mejor nacido de Barcelona, por lo que no es difícil ver caras conocidas de artistas o políticos. Este es el aspecto que más me fastidia, pero es lo que hay...
Los precios son acordes a la naturaleza del local, pero tampoco desfasados teniendo en cuenta que los ingrediente son siempre de primera y el servicio es muy, pero muy puesto. El servicio de cocina es algo lento, pero hay que tener en cuenta que las tortillas, que son lo más demandado se han de hacer una detrás de otra y que llevan su tiempo... Así que cuando el local está de bote en bote (que es casi siempre) podemo contar con una demora considerable antes de que el plato llegue a la mesa.
Con todos sus peros, este es un restaurante histórico, con un considerable glamour y que vale la pena conocer.
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