Roberto Gonzalez
Entre montañas y ríos
El lugar es idílico, de eso no hay duda. Conducir por la árida zona de Husavik, volcánica, carente de árboles y vegetación en el frío norte islandés, y de repente entrar en un valle verde, formado por pequeñas colinas, con minúsculos bosques que salpican una tierra diferente, regada por un riachuelo llamado Reykjadalsá que es famoso en Islandia por su agua templada y repleta de truchas, es entrar en un país dentro de otro.
Eso sí, aparte del maravilloso y mega tranquilo paisaje, no esperemos encontrar una oferta hotelera de mucho postín, muy al contrario, el hotel Laugar, de la omnipresente cadena Foss, es un hotel de verano, lo que quiere decir que sólo en esas fechas podemos verlo animado, nunca lleno.
Su arquitectura es la de la mayoría de casas de Islandia, una especie de contrachapado de tejados rojos y tres alturas con unas comodidades que se asemejan al del resto de hoteles de la cadena y me atrevería a decir que de todo el país: recepción pequeña de personal agradable y diligente, habitaciones confortables aunque muy sencillas, muy limpio y con amplias duchas por donde sale agua caliente natural con el maravilloso olor de los huevos podridos geotérmicos.
Como hotel no tiene mucho más que ofrecer, aparte de un fantástico desayuno con gran variedad y cantidad de alimentos naturales, que incluyen el sabroso Skyr ( yogur natural al que nos hicimos adictos) o el Hverabraud, un pan de centeno que se hornea bajo tierra usando el calor de la ardiente tierra islandesa y que tiene un sabor delicioso y un tanto especial. Eso por no hablar de otra adicción, el aceite de hígado de bacalao que se debe tomar en forma de chupito en ayunas, para que realmente tenga efecto y nuestro cuerpo absorba sus enorme cantidades de vitamina A y D.
Por otro lado, como centro de operaciones no tiene precio, ya que esta muy cerca del lago Mývatn y de las cascadas de Godafoss y Detifoss, maravillas entre las maravillas.
Como hotel no tiene mucho más que ofrecer, aparte de un fantástico desayuno con gran variedad y cantidad de alimentos naturales, que incluyen el sabroso Skyr ( yogur natural al que nos hicimos adictos) o el Hverabraud, un pan de centeno que se hornea bajo tierra usando el calor de la ardiente tierra islandesa y que tiene un sabor delicioso y un tanto especial. Eso por no hablar de otra adicción, el aceite de hígado de bacalao que se debe tomar en forma de chupito en ayunas, para que realmente tenga efecto y nuestro cuerpo absorba sus enorme cantidades de vitamina A y D.
Por otro lado, como centro de operaciones no tiene precio, ya que esta muy cerca del lago Mývatn y de las cascadas de Godafoss y Detifoss, maravillas entre las maravillas.
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