¿Silent Hill? Como mínimo ...
Si vamos desde Perth a Crieff, en la carretera veremos una señal que no nos indica ningún pueblo, nos lleva a una piedra picta. Según llegamos al final del camino nos encontraremos en la villa de Fowlis Wester, en su iglesia, en su piedra picta central y rodeados de casas inmensas.
Hasta este punto todo normal y sin grandes novedades. Aparcamos el coche y bajamos, para explorar el pueblo, su iglesia con su cementerio ancestral y ver la famosa piedra picta que nos ha traido a este rincón. Vamos paseando y lo primero que notamos es que no hay nadie por las calles, no hay un ruido, de vez en cuando se escucha una ventana cerrarse, el viento, una puerta ruidosa y cuervos. Ningún coche se mueve, nadie se asoma a las ventanas, jardines solitarios y sobre todo la extraña sensación de que desde todos los puntos nos estaban observando. Una sensación rarísima que hacía que mis acompañantes quisieran dejar el pueblo a toda prisa.