Irene Comas Chércoles
Una joya de arte e ingeniería escondida entre un barrio más de Nagasaki.
Aprovechando que nos encontramos en Nagasaki cabría destacar cómo los primeros cristianos que llegaron a Japón a través de Nagasaki (portugueses y españoles) aprovecharon la similitud iconográfica de la Kannon con la Virgen María y las virtudes semejantes que se les atribuían para popularizar la nueva religión por el país.
Este templo fue erigido por inmigrantes chinos en 1628 en respuesta a la nueva ley anti-cristiana (necesitaban registrarse en un templo para demostrar que no eran cristianos y en vez de inscribirse en un templo local ya existente, crearon el suyo propio). El templo original quedó destruido tras la bomba atómica en 1945 y el que nos queda es una reconstrucción de 1979.
Se decidió reconstruirlo con un diseño único (el techo del templo en sí simula el caparazón de una tortuga con la cabeza asomando y que simboliza a Buda) y está dedicado a las victimas de la guerra.
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