El Arte del Pan
La subida al poblado de Galipán siempre es amable. El clima cambia a favor del abrigo, dejando atrás el calor, los pinos engalanan la carretera curveada y Caracas se ve apacible desde arriba, tanto que provoca bajar nuevamente. Este pueblo insertado en las montañas de Ávila tiene la particularidad de guardar entre sus caminos manos prodigiosas que aprendieron a vivir de lo que el suelo les otorgaba, por eso los aromas van haciéndose presentes en cada curva, invitando a seguirlos.
Uno de esos olores lleva al comensal hasta las inmediaciones de la Posada Miradas, donde ahora no sólo atraen sus cabañas de colores y la excelente gastronomía de su restaurante, un pequeño negocio en la parte baja del local abrió sus puertas en noviembre para complementar la oferta de la montaña.