Recomiendo la Gaudeamus de corazón
La Cafetería Gaudeamus es un regalo para los MUY elitistas, con todo lo bueno y lo malo que puede tener ese adjetivo.
Lo malo (en plan rápido para hablar de lo importante): caro en lo básico y ESPECIALMENTE caro si innovas en su oferta.
Desde el café a los cursos de cocina que aquí se imparten, aquí todo es caro. No sólo es caro sino que goza la desconfianza: pagarás lo que pidas antes de decidir donde te vas a sentar y, sin ser un cliente habitual, más de cuatro veces me han venido, a los diez minutos, las camareras con la cuenta en la mano OTRA VEZ.
Así que yo me tomo este lugar por lo que es, y no por quién lo regenta.
Ahora bien, razones para tomar el cafecito en la Gaudeamus siempre que podáis, la caña mañanera o la primera (y última) copa con las mejores vistas de Madrid capital, en la terraza (por supuesto, SIEMPRE en la terraza), con la Iglesia de las Escuelas Pías incendiada y sin reconstruir justo detrás; donde ahora se reúnen los estudiantes de la zona (y de todo Madrid, pues merece la pena por lo inusual de esta biblioteca).
El ambiente cultural que la Gaudeamus intenta conquistar aún está en sus primeros pinitos y sin embargo tiene muy buena pinta, desde los conciertos de blues o de cantautor, hasta los antes comentados cursos de cocina; y si no me creéis echad un vistazo al programa actual.
Recomiendo la Gaudeamus de corazón, de ahí lo ecuánime a la hora de poner sobre aviso. Un saludo a las chicas encargadas, que releyendo esto parece que se llevan la peor parte y no es así, ni que decir tiene.