La Gran Estación Central
La ciudad de Nueva York no es, francamente, una ciudad tímida. Tampoco los son por ello ninguno de los elementos que la forman. Y uno de los más importantes es el gran sistema de comunicaciones terrestres, aéreas y marítimas de las que se nutre y a las que necesita para respirar.
Por ello, en aquellas épocas de gran bonanza económica, donde el uso y disfrute del dinero parecía no tener límite, sus habitantes estaban dispuestos a proclamar su magnificencia con un espléndido monumento, una puerta triunfal a la exuberante capital financiera, comercial y cultural de la nación.Sin embargo, Grand Central Terminal tenía que ser más que una bonita fachada.