Un curioso centro cultural
La ciudad busca desesperadamente espacios que alejen de la rutina. Y la Hacienda La Trinidad es uno de esos que cumple este deseo a cabalidad. Llegar a este lugar no es complicado, pero hay que entrar a una urbanización de la zona que lleva el mismo nombre, La Trinidad, estacionar el carro y bajarse sin apuros.
Son casitas organizadas, con mucho verde alrededor: una librería, una galería, otra sala de exposiciones más allá. Un centro cultural en el que hacen catas de vino, cine al aire libre, exposiciones y que se convierte como en una especie de refugio, de alivio.
Sus instalaciones son amplias; era antes efectivamente una hacienda y ahora se aprovechan sus jardines para que las familias vayan a pasear, sin prisa. Hay poco ruido acá y hasta está instalado un spa que promete terapias deliciosas.
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