Por cielo, mar y tierra
El título dice así porque no utilicé más transportes en un sólo día en mi vida, y esto sólo me podía pasar en Japón. Para empezar, cogimos el tren para llegar a una zona alta de la montaña, que tras coger un funicular llegamos a la zona volcánica de Owakudani donde probamos los famosos huevos negros (estos son de este color por el agua caliente que emana del suelo que es muy rico en azufre y que lo usan para cocerlos).
Tras esto bajamos por un teleférico en el que vimos unas preciosas vistas de la montaña y del lago y de nuestro siguiente transporte que era un barco muy curiosamente diseñado y que nos llevaría a lo que es la propia Hakone.