Hexágonos, cubos y arte
Desde hace años, y sobre todo últimamente, se ha tomado a Islandia como ejemplo del paso de una sociedad en crisis y bancarrota casi absoluta a modelo de progreso, modernidad y bienestar.
Ejemplo y muestra de ello es el Harpa, que fue uno de los primeros edificios y quizá el más relevante que se levantaron tras la recuperación económica del país, por lo que para los nativos es un símbolo de cambio positivo, heraldo de maravillosos y costosos esfuerzos artísticos y económicos.
Por eso un islandés siempre defenderá este poco atractivo ( a primera vista) montón de cristal, hormigón y metal, y no descansará hasta que descubramos las bellezas y bondades del que se dice que es el mayor rival en cuanto a diseño y dimensiones de la Opera de Sidney.
Cuando entramos nos da la impresión de haber penetrado en una gigantesca y translúcida colmena, e incluso a contraluz, los visitantes que se mueven por las diferentes salas del Harpa parecen ser por unos momentos zánganos o abejas en laborioso movimiento.
Su parte inferior tiene varias tiendas que nos muestran el más novedoso diseño islandés, varias cafeterías y restaurantes y salas de exposiciones. Pero sobre todo el cubo destaca por ser escenario de magníficos espectáculos musicales y teatrales.
Al final te acaba gustando, porque encuentras que su alma es tan trasparente como sus paredes.