Entre el mar, los santos y las guerras
Preciosa ciudad de la costa noroeste de Inglaterra, a pocos kilómetros al sur de Newcastle y Sunderland. Y posiblemente por ello pasada un poco por alto por los turistas. En fin, los lugares que siempre me atraen pero como todo en esta vida tiene su encanto.
Hartlepool nace en forma de abadía en el siglo VII con dedicación a una santa celta, Santa Kilda, lo que nos hace suponer (y de manera correcta) que hay un vínculo con Escocia. En la actualidad, la iglesia de Santa Kilda sigue allí y funcionando como iglesia protestante anglicana.
Junto a la abadía, con fines comerciales, nace la villa que pronto explota su riqueza más inmediata el mar, llegando a ser uno de los puertos más importantes del norte. Y tanto fue así que ya en época industrial la ciudad era unos de los astilleros y fundiciones de mayor renombre de la época.
Por ello, fue objetivo de las tropas alemanas durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, lo que nos deja un museo en la actualidad que es una pasada y que mantiene las defensas de esa parte de las costas británicas, como quedaron en 1945. Impresionante.
Ciudad muy viva, con puerto histórico y barco de época, con playas, bahías, puerto deportivo y muchos lugares donde pasar buenos ratos. A nosotros nos sorprendió mucho y de manera muy grata.
Un lugar ideal y diferente para ser explorado en un fin de semana digamos largo. Y en especial para los que prefieran paisajes de costa y mar.
