Una tranquila estancia en la costa Asturiana
Llegar a Artehotel es una experiencia fascinante. A medio camino entre una casa rural (pero moderno como un hotel), un hotel con encanto (pero pequeñito y acogedor como una casa rural), es difícil encajarlo en una categoría. Te reciben Chus y Almudena, sus propietarios, y en seguida captas la atención con la que te acojen. La música tranquila en el salón con vistas a campos de maiz, los libros de arquitectura, diseño y poesía que encuentras en cada esquina, los juegos de mesa y las películas para una tarde lluviosa,...
Viajábamos con dos niños pequeños y han estado fascinados. La habitación muy grande era comodísima para las dos cunas. Como área de mejora las luces para leer en la cama y un colchón un poquito más duro.