Lo peor, las habitaciones.
Lo mejor es la situación (fuera de la temporada de verano), es céntrico. La habitación necesita una actualización: la puerta es de papel y no tiene ni un cerrojo, sólo el resbalón; las camas regular y el baño regular-mal: el espejo deteriorado, portarrollos medio caido, cortina de ducha (a estas alturas), escobilla del wc (no recuerdo si había visto algún hotel con ella). El menú flojete aunque los alimentos están mucho mejor de sabor que de aspecto y el comedor está feo y lleno de olores. El personal muy atento y amable.