Hotel Calle Mayor

El hotel Calle Mayor está situado a pocos metros de la plaza mayor, en pleno casco histórico, lugar ideal para conocer Logroño. La Calle Laurel, famosa por sus bares de pinchos, está muy cerca, así como el puente de hierro que cruza por encima del Ebro.

En cuanto al hotel, me sorprendió muy gratamente, y la habitación es de un 5 estrellas. Amplia, luminosa, y bien pensada para los viajeros que quieran descansar cómodamente durante unos días en Logroño. Hay enchufes en abundancia, la cama es muy cómoda, hay diferentes tipos de almohadas, el wifi funciona bien, las lámparas a los lados de la cama se pueden regular y un detalle que me encanta, el agua embotellada es gratis.

Situado en un edificio histórico que ha sufrido una tremenda remodelación sin perder personalidad, este alojamiento es encantador. Habitaciones amplias con vestigios rurales, pero de diseño muy limpio y pulcro. Además la localización es excelente, paralela a Portales. Tiene wifi en todas las habitaciones.

El Hotel Calle Mayor se encuentra en el casco histórico de Logroño, y ha logrado crear una atmósfera muy acogedora respetando la estructura de un edificio del S XVI, con una escalinata de piedra preciosa.

Quizás el único punto cojo sea la cafetería y lugar de desayuno, muy estrecho porque el edificio no da para más, pero sus doce habitaciones están muy bien.

Además de la escalera de piedra, mantiene del edificio original un arco de medio punto en la entrada, las vigas de madera, las rejas y las barandillas de forja.

Un pequeño hotel urbano. Doce habitaciones que se asoman al centro histórico de Logroño a través de un palacete del siglo XVI completamente restaurado. Una obra arquitectónica que conjuga pasado y presente.
Toda una experiencia poder acercarte a este lugar. Montse y Jose son dos personas muy amables que están pendientes en todo momento de ti, de acogerte, de hacerte sentir como en casa.
El Hotel en general es de sobresaliente.

Ese fue nuestro "santiago" de la etapa Roncesvalles-Logroño, llegar a las 2 del mediodía después de hacer una etapa de 29 kms, y dormir cinco noches en albergues compartiendo baño, ducha y habitación con tropecientos más, llegar a Logroño y encontrarte con este hotel, no tiene precio.

Está muy céntrico, a pocos pasos del albergue y a cinco minutos de la calle Laurel, que era nuestro otro "santiago" después del paso por la ducha. Y qué ducha! la mejor que recuerdo en mucho tiempo.
Es un hotel urbano, pequeño, sólo tiene 12 habitaciones. Es un palacete del XVI restaurado, con muchissimo gusto, vigas al aire, tele de plasma enorme, parquet oscuro, cojines enormes (con carta de almohadas), personal discreto, silencioso y amabilissimo.

Una estancia magnífica, las instalaciones son una genial mezcla entre lo antiguo y lo moderno, unas habitaciones espaciosas, colchones confortables. La atención al cliente es sublime, al ser un hotel pequeño cuidan muy bien los detalles y el desayuno estaba genial, aunque tal vez echaba en falta algún huevo, pero sin embargo nos prepararon unos sin problema. Muy recomendable, además está en todo el centro.