La ubicación es muy buena,
A pocos pasos del río y en Ribeira, la zona de la ciudad antigua que es patrimonio de la humanidad y que tanto encanto tiene. Y tiene además la gran ventaja de que no es tan caro como los otros dos hoteles que hay algo más abajo.
Es un edifico añejo, con un personal al que le cuesta sonreír, una pena, pero en el que la relación calidad-precio es más que ventajosa.
Una buena elección para descubrir una ciudad especialmente atractiva y acogedora.
Genial si os dan la habitación en el último piso desde donde se ve el puente y la catedral con el sol del amanecer a un lado, un gran