ANADEL
Un auténtico descubrimiento
Es una de las veces en las que la realidad supera las expectativas puestas en el lugar. Este pequeño hotel enclavado en pleno centro de Viella es una joya a la que he de volver sin falta.
Su decoración cuidada y a la que no le falta detalle está al otro extremo del minimalismo, pero ese entorno de montaña y frío la convierte en adecuada y cálida, entrar en ese ambiente te hace sentir como en casa.
Nada más entrar me ofrecieron un chocolate insuperable con todo tipo de dulces, ¡menudo recibimiento!, es algo habitual tener la mesa preparada a la hora del cierre de las pistas, aunque no había comenzado la temporada de esquí.
En cuanto a la habitación, dispone de todo tipo de amenities, bañera de hidromasaje y carta de almohadas, el último piso tiene fantásticas vistas sobre los tejados y las montañas.
El desayuno merece mención aparte, su variedad y presentación las he visto en muy pocos hoteles en los muchos en los que he estado.
En fin, un sitio de los que hay que hablar porque la gente que se lo trabaja de este modo se lo merece.
El desayuno merece mención aparte, su variedad y presentación las he visto en muy pocos hoteles en los muchos en los que he estado.
En fin, un sitio de los que hay que hablar porque la gente que se lo trabaja de este modo se lo merece.
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