Alberto Conchado Sánchez
Buen hotel, servicio mejorable
Bien, en este hotel tengo sentimientos encontrados...
El hotel en sí es magnífico. Un antiguo convento reformado con un gusto impecable y elementos modernos muy bien integrados en el entorno. Las zonas comunes son preciosas, tanto las interiores como el salón de desayunos del sótano como el claustro convertido en cafetería o la recepción y el spa, como las exteriores (tiene una salida posterior, no está indicada, pero da al huerto del convento donde cultivan parte de los vegetales del restaurante, con un bonito paseo sobre la muralla entre jardines).
Las habitaciones son muy amplias, de techos altos y con baños de alto standing en cuanto a acabados y servicios. La cama es comodísima y el aire funciona de maravilla.
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