Un hotel dedicado a la música
Cada cuarto lleva el nombre de una canción mexicana famosa, el mío era "La Adelita", el cuarto más pequeño del hotel, pero sin dudas, el más bonito. Desde mi cama podía ver toda la bahía de Zihuatanejo, los amaneceres eran increíbles, lo atardeceres también. Nada como disfrutar del atardecer sentado en la terraza de mi cuarto con un café.
Recorrer los pasillos de este hotel es algo mágico y es cuando uno entiende porqué se llama La Casa que Canta, al soplar el viento por los largos pasillo, la casa parece emitir un sonido musical, algo mágico. Sus albercas de fondo infinito, invitan a estar todo el día mirando el mar desde la piscina. Mi favorita fue la alberca de agua salada casi al nivel del mar.