Hay siempre limonada fresca esperándote
Me encantó el hotel, porque es pequeño, es fácil que lleguen sus dos ascensores, está rebien ubicado y sus camas tienen unos colchones magníficos, así como las almohadas.
Cuando llegas, hay siempre limonada fresca esperándote y flores en el lobby. Los empleados son muy simpáticos y te brindan todo tipo de información, en el idioma que hables. Pegado al hotel hay un restaurant francés, que si bien no es barato, vale la pena conocer.
Además desde el hotel que está enfrente salen todas las excursiones, por lo menos todas aquellas que nosotros habíamos pautado con la agencia de viajes, antes de partir.