EXCELENTE
El hotel es fantástico, situado en lo alto de una colina, con vistas sobre los campos que rodean Pamplona. Es un lugar precioso, con habitaciones amplias y confortables.
Sin embargo, lo más remarcable del hotel es la atención personalizada del personal de recepción. Todas las chicas son magníficas, con mucha información turística, se preocupan por cómo va todo y siempre te atienden con una sonrisa en los labios. Michelle, muchas gracias por toda tu ayuda.
El restaurante es una maravilla y la comida que sirves está más que rica. Raquel, la camarera del restaurante es una auténtica pasada. Los desayunos (tipo buffet) están preparados al momento y son muy ricos.