Un concepto diferenciador
Este hotel de ubicación privilegiada está situado en el centro de Palma, dentro de la muralla, junto a la catedral. Aunque la entrada al mismo es por una calle estrecha del barrio gótico, al entrar nos sorprenderá la calidez del personal y la amplitud de sus salones. Las habitaciones son amplias y luminosas con muebles de época y obras de arte reales en las mismas (cuadros, esculturas, etc). Los baños son geniales y con jacuzzi. Además, te pueden preparar baños especiales en demanda.
Al llegar te hacen un tour explicándote el hotel y su funcionamiento, porque el concepto de este hotel es su elemento diferenciador y lo que le hace inolvidable. Durante la estancia es como si te convirtieras en un noble del s.XVI y vivieras en una mansión con total libertad. Sé que dicho así suena extraño, pero esta es la realidad.
Por ejemplo, si te apetece tomar algo vas al mueble bar y te sirves, y lo apuntas en una nota tu mismo, si prefieres que alguien te sirva, hay teléfonos en todas las salas, dices lo que precisas y alguien del personal vendrá a servirte (me hizo mucha gracia, que las chicas estuvieran vestidas de doncella al estilo francés del s.XIX.
En la parte superior tienen una zona exterior, como si fuera una azotea, con jaimas, tumbonas y sillones para relajarte con la brisa del mar o tomando el sol con todas las comodidades. Además también hay la posibilidad de recibir un masaje allí mismo, con vistas a la catedral que parece que puedes alcanzarla con la mano. No obstante, también lo puedes recibir en la zona de wellness donde tienen un pequeño SPA.
La comida es también muy buena, y el desayuno es espectacular. En definitiva, una experiencia increíble.