Barroco veneciano integral
Este hotel me encantó. Aunque fui en agosto cuando Venecia es insufrible por el calor húmedo de los canales y la marabunta de turistas, nuestra habitación era un oasis. No era de las mejores (algunas tenían terracita y parras que le daban sombra), era la habitación de la buhardilla y la subida en escaleras merecía la pena: espaciosa, con una cama barroca altísima, tocador y armario antiguo con espejo tintado. Aún así el baño era completo y moderno. Había tres ventanales que daban al canal dei grecci por donde pasan los gondoleros a todas horas. El desayuno era bastante correcto, en un saloncito con la misma decoración neo-barroca muy agradable y motivadora.