Fabulosa estancia (y cocina)
Varias cosas me sorprendieron de este hotel. En primer lugar, el edificio, de fachada rojiza y rodeado de jardines y que da la sensación de estar en contacto con la naturaleza permanentemente. (No es difícil ver ardillas corretear por algunos de los árboles de los jardines). Lo segundo, la comodidad y amplitud de su hall, lleno de sofás. Y por supuesto su restaurante. Tuve la oportunidad de quedarme a cenar y he de decir que es uno de los sitios donde más a gusto he cenado en la provincia de Castellón.
La playa no queda lejos y a la vuelta puedes refrescarte en su coqueta piscina. Las habitaciones están bastante completas, no les falta de nada.