ANADEL
La decoración está cuidada
Está en una calle anodina y un edificio más de lo mismo, además las fotos con las que promocionan su hotel sacan un jardín, caballos o una piscina, algo engañoso, por lo cual el aterrizaje fue decepcionante.
No obstante hay que decir que a cinco minutos andando empiezas a descubrir el primer trulli, y el paseo se convierte en tan apasionante que se te olvida el mal trago, aunque nos obsequiaron con leche de almendras fría, todo un detalle.
La decoración está cuidada, el lugar limpio, y el servicio del desayuno excepcional, todo hay que decirlo, sin obviar lo de las fotos que comenté.
+6