Un buen hotel por poco dinero
Un hotel con una apariencia de lujo, con esos espejos que no parecen de esta época.
La comida ofrecida era buena: el desayuno era parecido a un buffet y estaba bien surtido. Lo que más me gustó de la comida fue el postre, un San Marcos que estaba delicioso, ¡para chuparse los dedos!
Las habitaciones, consultadas con mis compañeros, la mayoría eran distintas, pero estaban bastante bien. Lo mejor de ellas, ¡su baño!