Kris por el mundo
Lujo, lujo y más lujo
Aunque uno no se aloje en este hotel palacio, hay que ir a verlo. Un parte sigue siendo vivienda del marajá, pero el resto ahora es un lujoso hotel con grandes salones, y preciosa decoración. No falta un detalle, ni tan siquiera en los baños, donde hay desde jabones a crema corporal o colonia. Si se entra con decisión nadie dice nada, y una vez dentro se puede recorrer gran parte de la planta baja, entrar en el bar inglés a tomar algo o salir a pasear por esos jardines tan bien cuidados desde los que se tiene la mejor perspectiva del edificio.