Precioso
Mientras caminaba por las angostas calles que rodean la antigua catedral de Salamanca, dejándome llevar pero sin perder de vista su silueta, llegue hasta el huerto de Calixto y Melibea.
Vi al final de la callejón una zona verde, rodeada y con puerta de entrada, me acerque sin tener la certeza de si era de acceso publico o tal vez un jardín privado... y entonces llego a la puerta y leo "Huerto de Calixto y Melibea", pero que ilusión si es aquí donde los enamorados se reunían con la ayuda de la celestina.