El Viajero
Entrando en Ronda desde el oeste,...
Entrando en Ronda desde el oeste, camino al Puente Nuevo, esta iglesia queda a mano izquierda junto a la alameda donde se encuentra el primer aparcamiento público. Es fácil de encontrar porque está a apenas doscientos metros del Tajo. Cuando visitamos Ronda siempre pasamos por delante porque solemos aparcar en el parking subterráneo que tiene al lado.
Se trata de lo que queda de un monasterio mercedario, tan sólo la iglesia conventual y el huerto, y se sabe que fue construida en 1585. Llama la atención por su bicromía, donde el granito sobresale sobre la blanca cal, aunque parte de la sillería no es piedra sino ladrillo. Evoca el estilo mudéjar, ya muy influido por el barroco.
En la fachada se observan detalles curiosos, como el recurso ornamental de motivos vegetales, símbolo medieval de riqueza, y varias puntas de diamantes en las juntas.
Interiormente consta de tres naves y un crucero formando una planta de cruz latina. La nave central es la más ancha, con bóveda de cañón. El presbiterio está iluminado por una cúpula sobre tambor, teniendo forma rectangular. El camarín es cuadrado con bóveda de media naranja.
Me resulta inquietante el interior. Las dos naves laterales han sido cegadas y convertidas en celdas. De esa manera las monjas viven en suelo santo, en el interior de la iglesia, y cuando salen de sus celdas se encuentran dentro de la misma. El silencio es sepulcral, aunque imagino que al final te acostumbras a todo.
Otro detalle es que, como es habitual en estas comunidades, tienen fama por sus dulces artesanales. Su horario de apertura es de 10 a 13 y de 17 a 19 horas, oscilando media hora arriba o abajo en función de la estación.
Por último reseñar un hecho insólito. En el camarín de esta iglesia se conserva en un relicario la que se supone fue la mano de Santa Teresa de Jesús. Para mayor abundancia está incorrupta.
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