El gobierno de las abadesas
Ya se sabe que en el pasado la mayor parte del poder estaba concentrado en la nobleza y en la iglesia, pero en pocos sitios se llegó tan lejos en los umbrales de ese poder como en Zurich. Muestra de ello es Fraumünster, pequeño resto de las extensas propiedades de un convento agustino fundado allá por el 853 y que el emperador Ludovico tuvo a bien confiar a su hija Hildegarda.
La consecuencia inmediata de ese poder cedido a su hija, fue el poco convencional ascenso de las religiosas en el gobierno de la ciudad. Se dice, incluso que fueron tan poderosas que durante muchos años llegaron a tener el control absoluto la ciudad y eran completamente independientes, que no necesitaban ni justificarse por las decisiones que tomaban ni de los beneficios que obtenían.