Iglesia de la Madeleine

La iglesia de la Madeleine se encuentra en la plaza del mismo nombre, justo atrás de la plaza de la Concordia. De estilo neoclásico, fue construida durante 85 años, ya que Francia estaba en una época de guerras y de inestabilidad política. Está en el octavo distrito de la capital. Napoleón imaginó el lugar como un gran templo que fuera un homenaje a su Gran Armada, su ejército de conquistas, al inicio del siglo XIX. Por poco la convirtieron en estación de trenes, pero al final se construyó la estación de Saint Lazard, y la Madeleine se hizo iglesia. Se llega con la última línea de metro, la 14, muy moderna y totalmente automatizada, parada Madeleine.

La Iglesia de la Madeleine situada en la plaza que lleva su nombre y al final de la Rue Royale, resulta muy llamativa desde el exterior debido a su aspecto neoclásico similar al de los templos griegos.
El exterior esta formado por 52 columnas clásicas que le dan un aspecto imponente.
El frontón central también imponente representa al Juicio Final.
La iglesia fue construida por orden de Napoleón I y fue consagrada en el año 1842.
La Iglesia resulta espectacular, especialmente desde su exterior. El interior también es diferente al de los templos tradicionales, ya que se encuentra sumido en la penumbra.

La iglesia de la Madelaine se levanta en un lugar privilegiado, en un extremo de los grandes bulevares y frente a la Plaza de la Concordia.

Destaca por la columnata corintia de su fachada, así como las puertas de bronce del templo, ilustradas con los Diez Mandamientos.

El interior está decorado suntuosamente con dorados, mármoles y bellas esculturas entre las que destaca el "Bautismo de Cristo".

Horario: 07:00/19:00 h,entrada gratuita.

Increíble el interior de la iglesia de la Magdalena, esplendorosa en su exterior. Está muy cerca de las principales calles de tiendas de marcas de París. Y no muy lejos de la opera, la cual es imprescindible visitar.

Un monumento que, creyente o no, te induce a una paz interior y a un encuentro espiritual con uno mismo como pocos lugares he visto.

Arquitectura sublime, interior y exteriormente, un trabajo del mármol esculpido por dioses, artistas que hoy en día se esconden pues no es artista el que en vida crea sino el que al morir deja una estela de cultura construida con sus manos, su mente, su corazón y su alma.

Es impresionante, dede luego merece una visita. Y si eres católico, por supuesto, no te pierdas la misa.

Entrada gratuita y no hay demasiada gente.